martes, 24 de julio de 2012

ARTICULO DE PEREZ REVERTE

"La Cultura, la Educación, la Sanidad, las clases altas, medias y bajas, expoliadas. Y el disparate administrativo-político-autonómico, ni tocarlo. A ver si lo he entendido, señor presidente... Hasta por morirme debo pagar un 21 %... A ver si lo entiendo. Insisto. Alemania tiene 80 millones de fulanos y 150.000 políticos. España, 47 millones y 445.000 políticos. Sin contar asesores, cómplices y colegas. O en Alemania faltan políticos, o aquí sobran. Si en Alemania faltan, apenas tengo nada que decir. Si en España sobran, tengo algunas preguntas. Señor presidente. ¿Para qué sirven 390 senadores (con la brillantez media y la eficacia política media de un Iñaki Anasagasti, por ejemplo)? Subpregunta: si un concejal de Villacantos del Botijo, por ejemplo, necesita contratar a 15 asesores... ¿Para qué puñetas sirve ese concejal, aparte de para dar de comer a numerosos compadres y parientes? ¿Para qué sirven 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputados provinciales? ¿Sabe usted lo que cobra toda esa gente? ¿Y lo que come? Ese tinglado regional, repartido en diecisiete chiringuitos distintos, duplicados, nos cuesta al año 90.000 millones de euros. Con ahorrar sólo la mitad... Eche usted cuentas, señor presidente. Que yo soy de Letras. En vista de eso, ¿cómo es posible que el Gobierno de este putiferio de sangüijuelas y sangüijuelos se la endiñe a las familias y no a ellos? Que en vez de sangrar a esa chusma, se le endiñe a la Dependencia, a la Sanidad, a la Educación, a la Cultura, al pequeño comercio? ¿A la gente que de verdad lucha y trabaja, en vez de a esa casta golfa, desvergonzada y manifiestamente incompetente? A ese negocio autonómico absurdo e insostenible, del que tanta gentuza lleva viviendo holgadamente desde hace más de treinta años. 17 parlamentos, 17 defensores del pueblo, embajadas propias, empresas, instituciones. Negocios casi privados (o sin casi) con dinero público. El único consuelo es que a esa pandilla depredadora la hemos ido votando nosotros. No somos inocentes. Son proyección y criaturas nuestras. Treinta años engordándolos con nuestra imbecilidad y abulia política. Cuando no con complicidad ciudadana directa: Valencia, Andalucía... Con unos tribunales de Justicia cuando no politizados o venales, a menudo lentos y abúlicos. El golfo, impune. Y el ciudadano, indefenso. Esos políticos de todo signo (hasta sindicalistas, rediós) puestos en cajas de ahorros para favorecer a partidos y amiguetes. Impunes, todos. Me creeré a un presidente de Gobierno, sea del color que sea, cuando confiese públicamente que este Estado-disparate es insostenible. Cuando alguien diga, señor presidente, mirándonos a los ojos, "voy a luchar por un gran pacto de Estado con la oposición"; "me voy a cargar esta barbaridad, racionalizándola, reduciéndola, controlándola, adecuándola a lo real y necesario"; "voy a desmontarles el negocio a todos los que pueda. Y a los que no pueda, a limitárselo al máximo. A lo imprescindible"; "aquí hay dos autonomías históricas que tendrán algo más de cuartelillo, dentro de un orden. Y el resto, a mamarla a Parla". "Y el que quiera entrar en política para servir al pueblo, que se lo pague de su bolsillo". Pero dudo que haga eso, señor presidente. Es tan prisionero de su propia chusma político-autonómica como el PSOE lo es de la suya. Ese toque de jacobinismo es ya imposible. Tiene gracia. No paran de hablar de soberanía respecto a Europa quienes son incapaces de ejercerla en su propio país. Sobre sus políticos. Dicho en corto, señor presidente: no hay cojones. Seguirán pagándolo los mismos, cada vez más, y seguirán disfrutándolo los de siempre. El negocio autonómico beneficia a demasiada gente. Usted, señor presidente, como la oposición si gobernara, como cualquiera que lo haga en España, seguirá yendo a lo fácil. A cargar a una población triturada, con cinco millones de parados, lo que no se atreven a cargar sobre sus desvergonzados socios y compadres. Seguirá haciéndonos aun más pobres, menos sanos, menos educados. Hasta el ocio para olvidarlo y la cultura para soportarlo serán imposibles. Así que cuando lo pienso, a veces se me va la olla y me veo deseando una intervención exterior. Que le vayan a frau Merkel con derechos históricos, defensores del pueblo, inmersiones lingüísticas, embajadas y golferías autonómicas. De tanto reírse, le dará un ataque de hipo. De hippen, o como se diga allí. Lo escribía el poeta Cavafis en Esperando a los bárbaros. Quizá los bárbaros traigan una solución, después de todo. Para esto, que nos invadan los bárbaros de una puta vez. Que todo se vaya al carajo y el Sentido Común reconozca a los suyos. Si quedan. Recristo. Qué a gusto me he quedado esta tarde, señor presidente. Lola acaba de abrir el bar. Esta noche me emborracho. Como Gardel en el tango. Fiera venganza la del tiempo. Parece un título de Lope de Vega. Un tango adecuado para este pasaje".  

domingo, 22 de julio de 2012

DEUDA DE LOS MUNICIPIOS

Para quienes tengan interés en conocer el endeudamiento de su pueblo o de su ciudad con entidades financieras,  la media por habitante y su posición en relación con la media nacional, este enlace espero que satisfaga su curiosidad:

http://www.germes.com/cuentas-de-estado/espana/deuda-publica/189-deuda-de-cualquier-ayuntamiento.html

ARTICULO CLARIFICADOR DE F BASTIDA

Con el funcionariado está sucediendo lo mismo que con la crisis económica. Las víctimas son presentadas como culpables y los auténticos culpables se valen de su poder para desviar responsabilidades, metiéndoles mano al bolsillo y al horario laboral de quienes inútilmente proclaman su inocencia. Aquí, con el agravante de que al ser unas víctimas selectivas, personas que trabajan para la Administración pública, el resto de la sociedad también las pone en el punto de mira, como parte de la deuda que se le ha venidoo encima y no como una parte más de quienes sufren la crisis. La bajada salarial y el incremento de jornada de los funcionarios se aplauden de manera inmisericorde, con la satisfecha sonrisa de los gobernantes por ver ratificada su decisión. Detrás de todo ello hay una ignorancia supina del origen del funcionariado. Se envidia de su status -y por eso se critica- la estabilidad que ofrece en el empleo, lo cual en tiempos de paro y de precariedad laboral es comprensible; pero esta permanencia tiene su razón de ser en la garantía de independencia de la Administración respecto de quien gobierne en cada momento; una garantía que es clave en el Estado de derecho. En coherencia, se establece constitucionalmente la igualdad de acceso a la función pública, conforme al mérito y a la capacidad de los concursantes. La expresión de ganar una plaza «en propiedad» responde a la idea de que al funcionario no se le puede «expropiar» o privar de su empleo público, sino en los casos legalmente previstos y nunca por capricho del político de turno. Cierto que no pocos funcionarios consideran esa «propiedad» en términos patrimoniales y no funcionales y se apoyan en ella para un escaso rendimiento laboral, a veces con el beneplácito sindical; pero esto es corregible mediante la inspección, sin tener que alterar aquella garantía del Estado de derecho. Los que más contribuyen al desprecio de la profesionalidad del funcionariado son los políticos cuando acceden al poder. Están tan acostumbrados a medrar en el partido a base de lealtades y sumisiones personales, que cuando llegan a gobernar no se fían de los funcionarios que se encuentran. Con frecuencia los ven como un obstáculo a sus decisiones, como burócratas que ponen objeciones y controles legales a quienes piensan que no deberían tener límites por ser representantes de la soberanía popular. En caso de conflicto, la lealtad del funcionario a la ley y a su función pública llega a interpretarse por el gobernante como una deslealtad personal hacia él e incluso como una oculta estrategia al servicio de la oposición. Para evitar tal escollo han surgido, cada vez en mayor número, los cargos de confianza al margen de la Administración y de sus tablas salariales; también se ha provocado una hipertrofia de cargos de libre designación entre funcionarios, lo que ha suscitado entre éstos un interés en alinearse políticamente para acceder a puestos relevantes, que luego tendrán como premio una consolidación del complemento salarial de alto cargo. El deseo de crear un funcionariado afín ha conducido a la intromisión directa o indirecta de los gobernantes en procesos de selección de funcionarios, influyendo en la convocatoria de plazas, la definición de sus perfiles y temarios e incluso en la composición de los tribunales. Este modo clientelar de entender la Administración, en sí mismo una corrupción, tiene mucho que ver con la corrupción económico-política conocida y con el fallo en los controles para atajarla. Estos gobernantes de todos los colores políticos, pero sobre todo los que se tildan de liberales, son los que, tras la perversión causada por ellos mismos en la función pública, arremeten contra la tropa funcionarial, sea personal sanitario, docente o puramente administrativo. Si la crisis es general, no es comprensible que se rebaje el sueldo sólo a los funcionarios y, si lo que se quiere es gravar a los que tienen un empleo, debería ser una medida general para todos los que perciben rentas por el trabajo sean de fuente pública o privada. Con todo, lo más sangrante no es el recorte económico en el salario del funcionario, sino el insulto personal a su dignidad. Pretender que trabaje media hora más al día no resuelve ningún problema básico ni ahorra puestos de trabajo, pero sirve para señalarle como persona poco productiva. Reducir los llamados «moscosos» o días de libre disposición -que nacieron en parte como un complemento salarial en especie ante la pérdida de poder adquisitivo- no alivia en nada a la Administración, ya que jamás se ha contratado a una persona para sustituir a quien disfruta de esos días, pues se reparte el trabajo entre los compañeros. La medida sólo sirve para crispar y desmotivar a un personal que, además de ver cómo se le rebaja su sueldo, tiene que soportar que los gobernantes lo estigmaticen como una carga para salir de la crisis. Pura demagogia para dividir a los paganos. En contraste, los políticos en el poder no renuncian a sus asesores ni a ninguno de sus generosos y múltiples emolumentos y prebendas, que en la mayoría de los casos jamás tendrían ni en la Administración ni en la empresa privada si sólo se valorasen su mérito y capacidad. Y lo grave es que no hay propósito de enmienda. No se engañen, la crisis no ha corregido los malos hábitos; todo lo más, los ha frenado por falta de financiación o, simplemente, ha forzado a practicarlos de manera más discreta.
Francisco J. Bastida. Catedrático de Derecho Constitucional. Universidad de Oviedo.  

viernes, 20 de julio de 2012

EL CHOCOLATE DEL LORO Y LA DEMAGOGIA DE SALON

http://www.elconfidencial.com/espana/2012/07/20/saenz-de-santamaria-y-ocho-ministros-tambien-cobran-alojamiento-y-manutencion-en-madrid-102246/

La incontinencia verbal que adorna a, Sr Montoro, (Montoro, dimisión!),es impropia de cualquier Jefe de Departamento, pero inaceptable en un Ministro de Hacienda.
Cuando habla, sube el pan... y la prima de riesgo se dispara.
Una de sus penúltimas declaraciones venía a decir que el Tesoro Público puede dificilmente hacer frente a las próximas nóminas.
Se sobreentiende que de los empleados públicos. Espero que no sea así y me temo que es el discurso del miedo. Las cotas del respeto de los políticos al contibuyente en general y al empleado público en particular están en lo úlimos tiempos bajo el nivel del mar.
Sin embargo, la desvergüenza de la clase política le lleva a sacrificar al común de los mortales y a reservarse  para él la llave de la caja fuerte, en la que meten mano si escrúpulos, sin control y sin sonrojo.  Sin sonrojo, pero con legalidad. La  legalidad ante todo: si tengo posibilidad de hacer la norma, ya la hago a mi conveniencia.
Cada vez que se afean sus conductas y se apela a la ética, a la moralidad, a la ejemplaridad, al abuso de poder, responden siempre con dos cantinelas: o es el chocolate del loro o es  demagogia de salón.
Y  la clase media pagadora de sus impuestos y cada vez más empobrecida, reza para que el loro se vuelva diabético de una vez y, a veces, hasta le dan ganas de comerse al loro rollizo, que solo se nutre de chocolate pagado de su bolsillo. Y se estruja vanamente el cerebro para saber cómo hacen los dirigentes del pais para distinguir la demagogia correcta, la que ellos hacer por norma general antes y después de sablearnos, con la de salón, la que  hacemos los ciudadanos cuando nos indignamos y pedimos moralidad a los politicos.
Para que el lector tenga motivos para hacer demagogia de salón en condiciones,  le aconsejo que pinche el link que figura arriba.
No se nos olvide que todas esas dietas están libres de impuestos.
Y que nadie ha amenzado o advertido que no va a haber fondos para seguir pagándolas.
Y que no se las han ni siquiera reducido.
Y que nos sea leve.

jueves, 19 de julio de 2012

El timo de los moscosos

Como me ha parecido interesante este recordatorio que me envía un amigo, quiero compartirlo.   Javier Moscoso del Prado y Muñoz, Ministro de Presidencia de Felipe González. Aprobó los “días Moscosos” el 23 de diciembre de 1983 a cambio de no incrementar los sueldos según el IPC que era del 12,2% Los funcionarios (y estatutarios) perderemos tres días de los seis de libre disposición —los llamados ‘moscosos’— y se quedarán también sin los días libres adicionales en función de su antigüedad —los ‘canosos’—, según ha anunciado el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Los Moscosos no son un privilegio de los funcionarios y estatutarios en relación al resto de los trabajadores sino que se trata de una compensación que se hizo en el año 1983 por no subir el sueldo. IPC del año 1983 según el INE El Ministro socialista de Presidencia era Javier Moscoso del Prado y Muñoz. Se reunió con los sindicatos, por orden de Felipe González, para negociar una compensación en “tiempo” a cambio de no incrementar las retribuciones en una cantidad equivalente al IPC que era un 12.2%. La negociación sindical de aquel año la realizó personalmente Moscoso y uno de los sindicatos que negociaron con Moscoso fue la CESM. El encuentro se realizó en el edificio Semilla del palacio de La Moncloa durante el mes de diciembre de 1983. Por parte de Cesm asistieron el Secretario General Juan Blazquez Sánchez, Eduardo de Porres Vicesecretario General, el letrado Andrés Salcedo de Mingo y las dos personas que durante años negociaron las subidas salariales: el Cántabró  José Manuel Rubín de Celís y el Aragonés José Luis Ansón. En la reunión el Ministro explicó la pésima situación económica de aquel año que impedía el incremento y la propuesta que era compensar la pérdida del poder adquisitivo del 12,2% mediante una compensación de seis días de dispensa, es decir los “Mocosos”. Hubo otras reuniones con otros sindicatos en las que los representantes de CC.OO quizás eran Fernando Pérez Iglesias y José María Fidalgo, traumatólogo de La Paz. Para legitimizar los Mocosos se publicó en el BOE del 22 de diciembre de 1983 la Instrucción de 21 de diciembre de 1983 (Moscosos) de la Secretaria de Estado para la Administración Pública. La propuesta de los “Moscosos” era un timo para los funcionarios La propuesta de dar seis días a cambio de no incrementar un 12,2% los sueldos no era proporcional y el número de días que correspondían a la perdida porcentual era de 30,5; es decir perdimos 24,5 días. Pero aquellos años eran especiales. Todos los españoles remábamos en la misma dirección y los pactos de estado eran una realidad. El resultado fue que Cesm, CC.OO y UGT aceptamos aquella perdida adquisitiva parcialmente compensada en días y “nos tragamos a sabiendas el timo”. Los funcionarios, los médicos y resto de profesionales de la sanidad lo comprendieron y aunque más pobres lo aceptaron. Clausula secreta que se incumplió Para no mentir entre Moscoso y la Cesm hubo una “cláusula secreta” que no se cumplió y que consistía en la desaparición de la Colegiación Obligatoria para los médicos que trabajábamos en la Sanidad Pública. Para comprender este acuerdo hay que tener en cuenta las ideas de la OMC en aquellos tiempos. El Presidente era Ramiro Rivera que protagonizó un intento involucionista, denominado “Operación Primavera, en la época del Ministro Ernest Lluch. El Gobierno de Rajoy se salta el acuerdo de los “moscosos” a la torera Ahora años después, el Gobierno se olvida de aquello y nos quita, además de la paga extra, nuestros seis mocosos. Aquellos que nos dieron a cambio de no incrementar nuestro sueldo en un 12,2% Por si fuera poco quita los llamados “canosos” lo que constituye otra modificación en las condiciones laborales y que también puede traducirse a términos monetarios. Para más inri, el gobierno castiga más aquellos con más antigüedad. Invitamos desde aquí a Vicente Matas, coordinador del Centro de Estudios de CESM-Granada y experto en cálculos salariales en estimar el dinero perdido con el pacto de los mocosos y su traducción en euros. Montoro, dimisión!

martes, 17 de julio de 2012

PERIODISTAS, POLITICOS Y FUNCIONARIOS

Viene siendo habitual que en las tertulias radiofónicas de todo espectro, políticos y periodistas compartan mesa y se retroalimenten en sus estrategias y en la desinformación al oyente. Desde hace semanas es tema recurrente de sus conversaciones el de los funcionarios públicos. Han ido ganando en sabiduría y parece que generalizadamente ya distinguen entre "funcionarios públicos" y "empleados públicos".Algo es algo. Pero resulta desolador oirles perorar sobre como los funcionarios publicos deberiamos soportar, no solo con paciencia sino también con alegría, que nos bajen una y otra vez las retribuciones y empeoren nuestras condiciones laborales, porque en el sector privado las cifras de paro las cifras son tremendas-que lo son- y los autónomos y las empresas lo están pasando muy mal, mientras que los funcionarios tenemos un trabajo seguro. ME resulta decepcionante comprobar como esa solidaridad social que consideran obligado hacer con el sueldo de otro-del mío- se convierte en reproches al Gobierno cuando se habla de la subida de impuestos, sea del IRPF o del IVA, porque la presión fiscal que ellos sufren es insoportable. A los politicos les he oído reprocharnos en estas tertulias que cuando Zapatero nos bajo el sueldo no nos movilizamos, pero ahora parece que estamos mas protestones. Pues bien, a todos hay que recordarles que un funcionario se hace a base de esfuerzo y preparación, compitiendo con miles de candidatos que no superan el proceso de selección, que en su día optamos por la seguridad, sabiendo que los salarios siempre son mas bajos que en el sector privado, que el mismo caminito estaba abierto a los que eligieron el sector privado, más rentable y, como pasa con las inversiones rentables, de más riesgo. Cuando en el sector privado se ataban los perros con longaniza, los funcionarios estábamos con el salario congelado o son subidas ridículas y no vi que nadie se solidarizara con nosotros porque los salarios no eran competitivos en aquel entorno económico. Si teníamos días libres fue porque se nos retribuyó de esa forma, ya que no se hizo con dinero. Pero dicho todo lo anterior, si alguien tiene sentido de función pública somos los funcionarios. Y por ello seguramente no hubo casi protestas en la bajada retributiva de mayo de 2010. Lo que sucede es que ahora, la bajada acumulada es del 13% y para determinados puestos de responsabilidad esta en torno al 17%. A ello hay que añadir el incremento de los impuestos, ya que si hay un sector de la población que los paga religiosamente somos los funcionarios. Lo periodistas hablan como si a los funcionarios nos hubieran bajado el sueldo y a ellos subido los impuestos. No,no, a nosotros si que nos han subido tambien los impuestos, puesto que los pagamos, majetes. Y las retribuciones en especie, los dias de vacaciones adquiridos a base de perder poder adquisitivo, han volado con el Decreto-ley publicado el sábado. Pero nuestras protestas, con todo, y si se producen, no van a ser por ninguna de esas pérdidas exactamente. Nuestras protestas se deberían producir por la falta de respeto que este Gobierno nos ha mostrado a la hora de hacer publicas las medidas y durante la previa campaña mediática que le sirvió de excusa y coartada, presentandonos como los culpables de una situación que se cierne sobre nosotros como se cierne sobre el resto de nuestros compatriotas y a la que contribuimos mucho más que la mayoría. Y sobre todo se van producir porque todas estas medidas, por muchas campañas mediáticas que las adornen, son inútiles. Porque la estructura del estado esta sobredimensionada y eso no se toca- es el pan perpetuo de los POLITICOS que no han sido capaces de aprobar oposición alguna- y si eso no se toca, todo esto es hambre para hoy y hambruna para mañana.

jueves, 12 de julio de 2012

AGAMENON O SU PORQUERO DE NUEVO

El 12 de febrero de 2012 inauguré este blog con una entrada motivada por unas declaraciones del Sr. Terciado, ahora doblemente de actualidad. Se producían en una entrevista dominical en el Norte de Castilla y reclamaba la reducción de funcionarios, a los que claramente identificaba con "empleados públicos", lo que yo criticaba, entre otras manifestaciones contenidas en la entrevista. Cinco meses después, la crisis se ha agravado, los empleados públicos han visto reducidas sus retribuciones dos veces y el señor Terciado está imputado penalmente por la gestión realizada como Presidente de CECALE. Y desde aquí añado ahora: sobran este tipo de organizaciones empresariales, que no se financian con las cuotas de los empresarios asociados, sino con transferencias de los Presupuestos públicos. Y acuso a estas organizaciones de doble moral: pretender reducir el gasto publico clamando por la reducción de la administración, y, al tiempo, poner la mano para cobrar subvenciones públicas (que los políticos reparten encantados para que estas asociaciones les sirvan de coartada) con las que financiarse opíparamente. Con fondos que después ni saben administrar correctamente, por lo que se ve.